Niños y mudanza deben llevarse bien

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Escrito por: Mariel Hernández Maldonado

Las mudanzas son algo muy complicado de hacer si no tenemos la organización adecuada y afrontémoslo, incluso si tenemos una buena organización para acomodar muebles, llega un momento en que sentimos cansancio y hastío de estar empacando y empacando y empacando. Si nosotros como adultos lo sufrimos, es normal que los niños sientan el doble de tedio, ya que muchas veces no solamente no les interesa la mudanza, sino que están en desacuerdo porque no quieren alejarse de sus costumbres y estilo de vida.

Suele pensarse que cuando un niño no quiere hacer algo, lo mejor que podemos hacer es ponernos rígidos y enseñarles que nosotros somos la autoridad y deben obedecernos, pero en el caso de las mudanzas hay que ser un poco más empáticos, pues para ellos representa mucho más de lo que puede llegar a serlo para nosotros.

Muchas veces los niños ante una mudanza que no desean o que les impacta demasiado, tienen reacciones conocidas como mecanismos de defensa, que pueden ir desde crear un amigo imaginario hasta mojar la cama; debemos ser pacientes, pues les estamos cambiando completamente el esquema a nuestro hijo, más aún si ya estaba yendo a una escuela local y tenía amistades.

Si somos pacientes y conscientes, el niño volverá más pronto de lo esperado a la normalidad pero si nos desesperamos y los regañamos y reprendemos, podemos crearle una fijación que le cueste mucho trabajo ir, generando inseguridades o incluso resentimientos.

Hay maneras en las que podemos ayudarles a nuestros hijos a llevar la mudanza más tranquila y razonablemente:

  • Visitar con el niño el nuevo barrio y mostrarle las zonas que podrían interesarle. Muchas personas llevan a cabo este proceso incluso antes de que el niño sepa que se mudan, de esta manera sin que se de cuenta, va creando vínculos con el nuevo lugar.
  • Durante la mudanza, hay que ofrecerle tiempos libres de relajación para que no se sienta tan saturado y de mal humor.
  • Darse tiempo en familia. Que la hora de la comida siga siendo hora de la comida incluso empacando. A menos que el tiempo apremie, siempre deben dejar de empacar para sentarse a comer en familia y contarse cosas, contar chistes o convivir tranquilamente.
  • Hablar de los pro y los contra. Una buena manera de intentar desligarse del viejo hogar es contar lo que no vamos a extrañar: que el baño haya sido muy chico, alguna fuga de agua, mucho ruido, etc.

Recordemos que los niños son extremadamente perceptivos y es importante aprender a manejar las situaciones delicadas sin perder la calma.

Author: director

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